TORONTO, CAN. Los programas de cribado para trastornos cardiacos no son una forma eficaz de evitar el paro cardiaco súbito en los deportes competitivos y pueden evitar que participen deportistas sanos, indica una nueva investigación publicada en TheNew England Journal of Medicine.[1]
“La muerte cardiaca súbita durante la participación en deportes competitivos es infrecuente, las causas son variadas y más de 80% de los casos no se habrían identificado con el empleo de cribado clínico sistemático previo a la participación por sí solo o en combinación con el cribado sistemático basado en electrocardiografía antes de la participación”, escriben los investigadores, dirigidos por el Dr. Paul Dorian de la University of Toronto y el St. Michael’s Hospital en Ontario, Canadá.
Utilizando la base de datos de paro cardiaco de la Toronto Regional RescuNETidentificaron un total de 3.825 paros cardiacos extrahospitalarios que ocurrieron durante la participación en deportes entre individuos de 12 a 45 años entre 2009 y 2014.
En el curso del periodo de estudio de 6 años (y 18,5 millones de años-persona de observación), ocurrió un total de 74 paros cardiacos súbitos durante la participación en deportes: 16 durante deportes competitivos y 58 durante deportes no competitivos. La miocardiopatía hipertrófica y la miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho fueron infrecuentes. Entre los 16 casos de paro cardiaco súbito que ocurrieron durante los deportes de competencia, solo hubo dos casos de miocardiopatía hipertrófica y ninguno de miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho.
Solo tres casos de paro cardiaco súbito que ocurrieron durante la participación en deportes competitivos eran potencialmente identificables si los deportistas se hubiesen sometido a un cribado previo a la participación, informan los investigadores.
El cribado es “extraordinariamente ineficaz”
La incidencia de paro cardiaco súbito durante deportes competitivos fue de 0,76 casos por 100.000 años-deportista, la cual es similar a lo informado con anterioridad.
“La infrecuencia del paro cardiaco súbito a consecuencia de cardiopatía estructural que encontramos en nuestro análisis, plantea dudas sobre el valor potencial del cribado previo a la participación”, escriben el Dr. Dorian y sus colaboradores.
“El cribado en los deportistas antes de la participación es un tema muy controversial y acaloradamente debatido”, señaló el Dr. Dorian en una entrevista con Medscape.
“Nuestro estudio ayuda a fundamentar el debate de una manera muy sustancial. El resultado final en términos de las implicaciones de nuestros datos es que el cribado previo a la participación para los deportistas competitivos con el fin de identificar a los individuos con riesgo y evitar que mueran súbitamente, es probable que sea extraordinariamente ineficaz. Esto se debe a que la mayoría de los deportistas que mueren en forma súbita durante la práctica de un deporte tienen condiciones que no se pueden diagnosticar mediante el cribado previo a la participación”, dijo el Dr. Dorian.
Los beneficios de participar en deportes competitivos “superan por mucho cualquier riesgo de paro cardiaco súbito”, añadió.
El Dr. Sumeet Chugh del Cedars-Sinai Heart Institute en Los Ángeles, Estados Unidos, está de acuerdo. “En general, la actividad deportiva salva muchas más vidas que las muertes que produce. Los deportes se relacionaron con 0,2% de todos los paros cardiacos súbitos en esta población canadiense, los deportes fueron raros como factor desencadenante de paro cardiaco súbito”, dijo el Dr. Chugh a Medscape.
“Sin embargo, estos datos también indican que aun cuando hubiésemos efectuado el cribado de estos 74 deportistas infortunados, habríamos pasado por alto el diagnóstico en 97%. El paro cardiaco en los jóvenes sigue siendo un trastorno devastador, y se necesita significativamente más investigación para identificar factores de riesgo, así como a las personas que tienen un mayor riesgo”, dijo el Dr. Chugh.
El financiamiento del estudio fue proporcionado en parte por el National Heart, Lung and Blood Institute; Canadian Institutes of Health Research; la Hearth and Stroke Foundation of Canada; la American Heart Association; y la Laerdal Foundation. Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
23 de noviembre de 2017
Fuente: https://espanol.medscape.com/